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La transición demográfica que experimenta el mundo en la actualidad ha propiciado un incremento en la población mayor de 60 años. En México, actualmente, poco más de 9% del total de la población tiene sesenta años o más. En 2013, la esperanza de vida al nacer se calculó en 74.5 años: 71.7 para los hombres y 77.4 para las mujeres (INEGI, 2013), y la esperanza de vida a los 60 años se ubicó en 20.9 años para los hombres y 22.9 para las mujeres.

Si bien es cierto que más de la mitad de los adultos mayores de 60 años conserva la salud y no tiene discapacidad alguna, nos encontramos ante una transformación demográfica que tendrá profundas consecuencias en la vida individual y comunitaria, nacional e internacional, con repercusiones que se proyectan, a su vez, a todas las dimensiones de la vida humana: social, económica, política, cultural, psicológica y espiritual. En este sentido, las instituciones deben desarrollar estrategias para la formación de recursos humanos capaces de responder a los retos que surjan, como es el caso del cuidado.

En el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se presenta una situación particular derivada de su propia población envejecida que asciende a 1,623,497 derechohabientes de 60 años y más, un 13.3% de la derechohabiencia y un 16.14% del total de viejos en el país (Anuario Estadístico ISSSTE, 2012).

Por ello, el Instituto está implementando una Política Institucional de Atención Integral al Envejecimiento que incluye un programa compuesto por diversos proyectos como son los Módulos Gerontológicos y ElegISSSTE Crecer con servicios de carácter preventivo y multidisciplinarios, además de la Red de atención a las Personas Adultas Mayores (PAM) en segundo y tercer nivel en salud; la asesoría jurídica en todos los ámbitos que lo requieran los jubilados y pensionados; así como los importantes programas a cargo de PENSIONISSSTE, FOVISSSTE, TURISSSTE y SUPERISSSTE.

La atención en el hogar de un enfermo o una persona con dependencia ha ido en crecimiento en la últimas décadas, lo que ha hecho que las instituciones de salud y seguridad social identifiquen al hogar como un escenario en el cual se realice el cuidado de los enfermos y a la familia como el elemento fundamental para llevarlo a cabo, particularmente, las mujeres.

La Dirección de Prestaciones Económicas, Sociales y Culturales, a través de Subdirección de Capacitación y Servicios Educativos, ha impulsado desde el año 2013 un Programa Nacional de Formación de Cuidadores de Adultos Mayores que incluye cursos de capacitación presenciales sobre cuidado, cursos en línea de apoyo a formadores de cuidadores, así como estrategias novedosas que buscan acercar conocimientos y herramientas sobre este importante tema a los derechohabientes del Instituto, pero también ha visibilizado a todas aquellas personas que sin ser derechohabientes, apoyan a quienes lo necesitan y, por supuesto, requieren apoyo institucional.

Proporcionar atención y apoyo a las personas que por razones diversas se ha visto frente a la responsabilidad de brindar cuidados a algún miembro de la familia o de la comunidad es fundamental. El ISSSTE, reconociendo el impacto social de quienes realizan esta tarea de cuidado informal a las personas que envejecen, busca coadyuvar en el logro de una mejor calidad de vida tanto de quien recibe cuidados como de los cuidadores.

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